28/03/2015
El Monumento Natural de Las Tuerces es uno de los más bellos y
singulares parajes de la cordillera Cantábrica y forma parte del denominado
Espacio Natural de Covalagua y las
Tuerces al sureste de la Montaña Palentina.
El conjunto de galerías y formaciones se sitúan en lo alto de la
Lora de las Tuerces donde podemos caminar perdiéndonos en sus callejones y
disfrutar de solitarios y evocadores rincones.
Las Loras forman un conjunto de extraordinaria riqueza geológica
y patrimonial ubicado entre las provincias de Palencia, Burgos y Cantabria y candidata
a formar parte de la Red Mundial de Geoparques de la UNESCO
Hay varias rutas señalizadas y clasificadas por colores. De gran
interés es la que partiendo de Mave recorre el Cañón de la Horadada hasta el
pueblo de Villaescusa de las Torres donde podemos enlazar con la que realizamos
por las Tuerces aunque en este caso la ruta se alargara bastante. Nosotros
elegimos centrarnos en las Tuerces para poder recorrerlas relajadamente y sobre
todo que disfruten los niños que no pararán de correr entre los pasadizos,
esconderse en sus agujeros y trepar por las rocas.
Dejaremos para otro día el Cañón de la Horadada, pero si no tenemos
opción no debemos dejar de conocer las altas paredes calizas bajo las que
discurre el río Pisuerga y también muy recomendable recorrer el valle de
Recuevas cerca de Gama de gran belleza y conocida escuela de escalada.
Monumento Natural de Las Tuerces
Distancia total: 5,5 km.
Desnivel: 180 m.
Dificultad: Fácil.
Dificultad: Fácil.
Tipo de ruta: Circular / Senda y campo a través.
Observaciones: Pasear por los senderos no entraña
ningún peligro pero si nos acercamos al cortado de la Lora es expuesto, igualmente debemos tener precaución si subimos alguna de peñas más
fáciles.
Comenzamos la ruta en el pueblo de Villaescusa de las Torres al que accedemos desde Valoria de Aguilar. Disponemos de dos aparcamientos, el primero a la entrada del pueblo nada más cruzar el puente sobre el río Pisuerga a nuestra derecha.
Para llegar al segundo aparcamiento atravesamos con precaución
las vías del ferrocarril por un paso a nivel sin barreras y con mala visibilidad, también hay que tener en cuenta que las calles son estrechas pero no deberíamos tener problemas (señal limitación de anchura 2.8 m). Pasada la iglesia al final del
pueblo seguimos por una
pista bajo las paredes de roca hasta la zona de aparcamiento.
Se inicia la ruta siguiendo las indicaciones de subida junto a
un cartel didáctico del proceso kárstico y como se formó el entorno de las
Tuerces, pasamos junto a la fuente de San Pedro que mana directamente de la
roca.
La subida es corta y tras unos primeros metros de buena
pendiente nos dirigimos a una gran pared de roca que se alza a nuestra derecha.
Seguimos el claro sendero que sin pérdida nos lleva a una
pradera bajo las primeras formaciones rocosas. La vista se nos va a hacia la
llamativa formación de nuestra derecha conocida como la Tuta
pero en vez de dirigirnos directamente nos adentramos en el pasadizo de la izquierda que se abre frente a nosotros.
Para salir al primero de los conocidos miradores desde el que
podemos observar Aguilar de Campoo.
Y la espléndida vista del Cañón de la Horadada bajo nosotros y
de fondo las altas montañas palentinas… se nos iría el día contemplando el
paisaje.
Pero hay que seguir la diversión y volver a adentrarnos en el
laberinto.
Y salimos al principio para dirigirnos a la Tuta.
Miremos a un lado u otro las vistas son magníficas.
Que queda alguna galería por recorrer, pues regresamos por ella.
Lo mejor es dejarse perder por la zona de pasadizos todo el
tiempo que queramos y que los niños exploren sus recovecos, una vez satisfechos
seguiremos el sendero que recorre el borde del páramo calizo.
La siguiente parada obligada es el balcón de las Tuerces,
formación colgada en el vacío reconocible desde muchos kilómetros a la redonda
y hacia la que siempre se nos escapa una mirada.
Avanzamos por el cortado.
Atravesaremos por debajo del farallón rocoso al borde del cortado, se
pasa sin peligro y tras él un pequeño y fácil destrepe.
Una vista atrás para contemplar el impresionante camino por
dónde venimos.
Frente a nosotros al otro lado de La Horadada el Monte Cildá, en su cima se encuentra el
yacimiento arqueológico del que fue asentamiento cántabro.
Continuamos avanzando hasta una solitaria torre rocosa al borde del páramo, cerca de la cual se abre una pequeña apertura en el suelo por la que vemos una cavidad de escaso recorrido.
Abandonamos la línea de la lora y retrocedemos brevemente sobre nuestros pasos para dirigimos al interior en busca de una de las formaciones más llamativas bajo la que pasaremos. Empiezan las interpretaciones.. ¿oveja, tortuga? No, un dromedario.
Abandonamos la línea de la lora y retrocedemos brevemente sobre nuestros pasos para dirigimos al interior en busca de una de las formaciones más llamativas bajo la que pasaremos. Empiezan las interpretaciones.. ¿oveja, tortuga? No, un dromedario.
En este punto de la excursión deberemos orientarnos un poco y
pasar un pequeño tramo con algo de vegetación.
Tras cada giro encontramos un bello rincón y solitarios parajes.
Y formas para jugar con la imaginación ¿una cabeza de un
gigante? pues vamos a tocarle las narices.
Avanzamos hacia el este por los prados sin dificultad hacia Peña
Mesa, donde seguro pasaremos un buen rato. Subir arriba puede resultar
peligroso, por lo que desaconsejo la subida si no estamos seguros.
Para regresar dejamos la Mesa a nuestra izquierda y sin volver hacia la zona de laberinto seguimos el sendero dirección noreste. El sendero por el que hemos subido le dejaremos a nuestra izquierda, merece la pena buscar la bajada que se encuentra un poco más hacia el este aunque no se encuentra señalizada.
Llegamos a una galería que no podemos atravesar y deberemos
rodearla por su derecha hasta llegar a su otro extremo.
En la bajada pasaremos junto a lugares con mucho encanto.
Los paredones calizos de la garganta que hemos rodeado son impresionantes.
Gigantes pétreos, no deja de maravillarnos el lugar.
Llegados a la parte inferior de la garganta y continuamos recto por
un amplio callejón herboso que nos sacara a “cielo abierto”.
Seguimos el difuso sendero que a la derecha va descendiendo por la ladera y tras las última rampa de mayor pendiente de nuevo a nuestra izquierda para regresar al aparcamiento.
Terminamos la ruta pero siempre con la idea de volver, porque las Tuerces dan para mucho más, sobre todo para descubrir y disfrutar.
Para saber más
Camping:
Alojamiento rural:
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